Un mundo para Teo

lunes, febrero 11, 2008

En un momento límite

Ayer viré en la esquina de la vereda. Como siempre casi choco con una persona, no soy el único, todos casi chocan o de plano chocan. Siempre paso por esa esquina. Me dio nostalgia, una esquina, me dio pena la esquina. Fue algo extraño.
Luego en mi hogar me senté a escribir y a pensar en esa esquina, no logré repetir ese momento de luminosidad que me dio la esquina. Por primera vez en varias semanas dejé de pensar en la idea.
Mañana tengo mi entrevista, me he preparado para lo que voy a decir. A veces pienso en ser insolente y atrevido en mis juicios, pero en otras ocasiones pienso en ser condescendiente con mi entrevistador y con el trabajo que podría realizar. Luego pienso en aquella idea.
Voy a la cocina a pensar más en la entrevista. Lleno un vaso con jugo, me siento a mirar el refrigerador que está lleno de fotografías. Doy un sorbo al jugo de frambuesas. Me despierta el gusto, el ácido me despierta. Pienso en desechar la idea.
Apoyo los codos en la mesa. Al rato, por el calor, se pegan los codos en la mesa, y pienso quedarme para siempre atado al mueble. Vivir hasta que no pueda más, hasta decir basta.
En la mañana, después de evitar a los transeúntes que no intentan evitar al resto, fui a comprar algo para comer. Algo dulce. Me había levantado temprano como lo hago desde hace años. Aunque no trabaje, igual me levanto temprano, por eso me da hambre luego, antes del medio día. Compré galletas, me las dieron en un papel de cartón. Me fui a sentar lejos de la multitud.

Según lo que me dijo después, andaba buscando esas galletas desde hace tiempo.