Un mundo para Teo

martes, noviembre 13, 2007

Dios está en el Bar.

En un momento no le puse atención y observé a Nick que estaba en la otra mesa, fumaba harto, o más bien, fumaba como siempre. Quería ir a conversar con él, de cualquier cosa. Pensé que sería aburrido contarle que me gustó mucho su disco y que es increíble la banda que tiene. No me pareció bien decirle eso y mucho menos antes de tocar.
Comenzó a tocar la canción, una de mis favoritas. Habló que no creía en la existencia de los ángeles. Ella, que siempre está a mi lado, me dijo que tampoco creía, y comenzó a cantar la canción en mi oído.
Conversó con nosotros, el público, pocas palabras en las pausas de las cinco canciones que interpretó. Estaba ahí, frente a mi, no en una cajita. Para que decir los ojos de enamorada de A. Estoy seguró que ha soñado con él, que le ha cantado que nunca más se deberían separar, no se si tenía el rostro de uno de ellos, pero es siempre lo que debe pensar cada vez que mira sus ojos a través de esos lentes.
Vi que A se paró del asiento, decidida y un poco tambaleando por el alcohol, alcohol suficiente para decirle a Nick que lo quería y que muchas gracias por todo. Nick la miró hacia abajo y sorpresivamente la abrazó. Yo como A no lo esperabamos, la verdad es que nadie esperó un abrazo de Nick, creo que la única que se mérecía eso era A.