Un mundo para Teo

miércoles, septiembre 20, 2006

En el camino

Que soy perezoso, no escribo hace tanto tiempo y no es porque no tenga nada que decir, será porque no tengo nada que observar o quizás he observado hartas cosas, me falta la palabra, esa cosa que quiero ver y que nadie sabe que es. El sábado vi un camino, ya lo conocía, es bonito me gusta mucho, tiene hartas curvas , tiene rectas, subidas, pasa al lado del mar, no lo puedo mirar tanto si voy maneando, pero esta vez no iba manejando así que tenía la oportunidad de mirarlo pero lamentablemente yo iba en la ventana que daba a tierra firme, ¿que tan firme puede ser la tierra?, puede ser tierra quieta. No puede ver bien el mar, o sea, no tan bien como yo quería. En un momento miré hacia la derecha y pensé ¿qué raro el campo? Y no era campo era el mar, se veía muy bello, azul marino, cielo nublado, la superficie del mar empujada por el viento parecía que que era un campo de trigo también empujado por el viento, es el mismo efecto, como en esa colina donde había pasto largo y el viento se dibujaba. Pensé cómo era eso, si el viento se dibujaba, si el viento empujaba, o si el viento movía el pasto o si el viento se expresaba gracias al pasto, también se expresa a través de los árboles, era algo muy bello, muy tranquilo, no había necesidad de estar ahí en esa colina para sentir el viento en tu cara porque me acordé cuando eso ocurre, cuando estás en el pasto, y te toca, y sientes su movimiento.

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